Lara Croft y el Guardian del Placer
Lara Croft se encuentra explorando unas misteriosas ruinas, al cabo de un rato se cansa y ya no tiene agua para beber. Sedienta, intenta encontrar una fuente de agua para hidratarse, pero terminará encontrando mucho más que eso.
Dicho esto, logra encontrar una peculiar estatua, la cual expulsa agua de su gran pene como si se tratara de una fuente. La arqueóloga no está muy segura de hacerlo, pero la deshidratación la obliga, para su sorpresa, parece estar muy buena el agua.
Ella no entiende cómo puede saber tan bien el agua, introduciendo el gran miembro de piedra en su boca. Cada vez está más ansiosa por probarlo, cuando algo en ella cambia de un momento para otro.
Quitando sus pantalones, y desnudándose por completo, está decidida a darle una probada por otro orificio. La estatua tiene un grosor considerable, pero poco a poco ella lo va introduciendo hasta llegar a su estómago.
Esto al parecer activa a la estatua, la cual eyacula dentro de ella sin parar expandiendo su barriga más y más. La escultura toma vida propia y la jala por su pelo mientras la va llenando, ya en su límite, la levanta por los aires, aún queda mucho por probar.
La estatua procede a invadir también su ano, ella intenta detenerlo, pero arremete contra ella en el piso. Al igual que su útero, la va llenando de semen hasta que su cuerpo queda completamente deformado por la cantidad de semen en su interior.
Varios días después, Lara Croft termina de darse un baño y piensa en qué clase de ejercicio tendrá que hacer. Mirando la estatua desde lejos, opta por hacer ejercicios de extensión esta vez, donde un par de horas luego, todos sus orificios se encuentran repletos de semen nuevamente, pensando en cambiar su localización a su cuarto.
